Volver a la inocencia es volver a nuestro estado original a la esencia de donde provenimos y para volver a esa esencia solo hay que observar a lo que contenga a esa inocencia en su estado natural. Ya hemos hablado que para conocer el todo tan solo es necesario observar una de sus partes ya que en esa parte por pequeña que sea se encuentra la misma conciencia y sabiduría que forman parte del todo. Eso es lo que han hecho los grandes inventores en la historia de la humanidad, Dalton en 1808 propone la nueva teoría atómica que ya había sido promulgada 400 años antes de Cristo por Demócrito solo para descubrir que nuestro sistema solar es un gigantesco átomo cuyo núcleo es el sol y electrones o planetas girando alrededor del él. Llegamos a comprender que un conjunto de átomos forman una molécula, un conjunto de moleculas forman una célula, un conjunto de células forman nuestros órganos, un conjunto de órganos forman nuestro cuerpo físico, un conjunto de cuerpos físicos forman una sociedad, un conjunto de sociedades forman una cultura, un conjunto de culturas forman una civilización y una civilización se encuentra contenida dentro de otro cuerpo que en nuestro caso es el planeta tierra, un conjunto de planetas forman un sistema solar, un conjunto de sistemas solares forman una galaxia, un conjunto de galaxias forman un Universo y un conjunto de universos forman un Universo mayor y así hasta el infinito, no hay ni principio ni fin porque la partícula más pequeña de la materia que es el átomo a su vez esta formada por partículas sub-atómicas que son haces de luz. Como actúan y como se comportan cada uno de esos componentes que dan vida, belleza y equilibrio al Universo es lo que debemos observar para que a partir de esa observación volvamos a sincronizarnos con la vida la belleza y el equilibrio.
Llegamos entonces a la conclusión que nosotros somos una pequeña célula un pequeño átomo dentro de nuestro planeta y la vez dentro de todo el Universo y que compartimos una misma conciencia una misma sabiduría, características y facultades tal y como sucede con las células de nuestro propio cuerpo, todas nuestras células están comunicadas y sirviendo al todo y escuchando nuestro dialogo interno, escuchando a la conciencia Universal.
El principio atómico proviene del equilibrio del Universo, el principio de la aeronáutica proviene de la sabiduría del vuelo de las aves, el principio de la generación eléctrica proviene de la sabiduría del movimiento que impulsa el agua que a su vez impulsa las aspas del generador que a su vez genera un campo electromagnético, la sabiduría del teléfono proviene de la sabiduría del mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para escuchar los sonidos, esto es, el mecanismo del oído interno, el principio de la fotografía proviene de la sabiduría de nuestros órganos visuales etc.. Todos los grandes inventos han sido una copia de la propia sabiduría de nuestro cuerpo físico o del funcionamiento de la naturaleza, plantas y animales que la habitan. Podríamos decir que en realidad no hemos inventado o descubierto nada, que ya todo esta inventado y ha sido descubierto, desde luego, por nosotros mismos porque nosotros somos ese principio creador que antecede a nuestro propio cuerpo físico y a todos los inventos que existen hoy en día. La sabiduría proviene de nuestra esencia, de nuestra luz, de la energía que somos; no proviene de nuestro cerebro evolucionado o de nuestra lógica pensante sino del principio creador que somos nosotros.
En estos tiempos lo que prevalece en la mente del hombre es que “No hay tiempo” que “El tiempo no alcanza” que “El tiempo es dinero” y debido a este concepto-virus que ha sido sembrado en nuestras mentes, cuando nos encontramos en lo más profundo de la oscuridad nos preguntamos “¿Donde esta Dios?” o si “¿Dios realmente existe?” pero no hacemos una pausa en nuestro ritmo de vida, no nos damos el tiempo suficiente para observar detenidamente un árbol y observar su fortaleza “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar una flor y reconocer su belleza “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar el mar y ver su inmensidad en su superficie y su profundidad y la vida que contiene “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar el viento que sopla en nuestra cara y reconocer su libertad “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar una noche estrellada y ver el equilibrio que guarda cada estrella cada una en su justa posición día y noche “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar nuestra respiración ese aire que inspiramos y exhalamos desde que nacemos y que nos da la vida “Ese es Dios y ese soy yo”.
Todos los elementos de la naturaleza contenidos en nosotros mismos “Eso es lo que es Dios y lo que nosotros somos”, somos, podríamos decir, una extensión de Dios, y si queremos ir más allá todavía “Somos Dios” porque finalmente TU ERES LO QUE CREES QUE ERES, NO HAY LIMITES.
De la nada se crea el todo, de la negación se crea la afirmación, del no se crea el sí, del no ser se crea el ser (ya lo dijo shakespeare “Ser o No Ser he ahí el dilema"), así que la próxima vez que neguemos algo debemos comprender que en ese preciso instante hemos creado su opuesto y que tenemos las facultades de movernos hacia ese opuesto creado por nosotros mismos a partir de la negación o de la nada. Cuando decimos “No existe cura para esta enfermedad” lo que hemos creado es su opuesto “Si existe cura para esta enfermedad” QUE MARAVILLA. EL PRINCIPIO Y EL FIN, EL ALFA Y LA OMEGA, EL QUE NUNCA HA EXISTIDO Y SIEMPRE EXISTIRA. LA GRAN PARADOJA.
Pero para poder ejercer todas nuestras facultades, todo nuestro poder creador que somos necesitamos obligadamente volver a nuestro estado natural que es LA INOCENCIA.
Observemos a un niño:
Un niño es feliz, da su amor sin esperar nada a cambio, tiene confianza en que todo se le proveerá que nunca le faltara nada, no es egoísta todo lo que tiene lo da, no tiene rencores si lo regañamos a los dos segundos ya esta en nuestros brazos, no es orgulloso porque se sabe igual a todos los que le rodean, lo único que le interesa es divertirse, jugar, reír y convivir con otros niños, no excluye a nadie por su posición social o color de piel, ama todo lo que tiene a su alrededor, no juzga a nadie, no le importa caminar desnudo porque no siente ni conoce la vergüenza de si mismo, si no tiene con quien jugar el mismo juega consigo mismo y establece un dialogo consigo mismo, es libre no conoce horarios, cuando siente ganas de comer come, cuando siente ganas de dormir duerme, cuando siente ganas de jugar juega, no se rige por las leyes del mundo se rige por sus propios sentimientos, para descubrir el mundo pregunta “por que” y se queda callado para escuchar la respuesta, cuando quiere algo insiste sobre su petición hasta que obtiene lo que desea, si tiene hermanos menores juega a alimentarlos y ser su propio padre y guía, no siente miedo porque no conoce el concepto de muerte, simplemente la muerte no existe para el, sabe que puede ser todo, que puede volar, que puede ser un superhéroe, juega a ser mago, juega a transformar las cosas, y sobre todo ANHELA CRECER Y LLEGAR A SER COMO SU PADRE QUE LO TRAJO A ESTE MUNDO, QUIERE SER GRANDE FUERTE Y PODEROSO COMO EL.
Volvamos a nuestro estado natural a nuestra verdadera esencia donde se localizan los poderes de ese superhéroe que siempre quisimos ser cuando éramos niños. Observemos todas las cosas en su estado natural para ver como fluyen y funcionan al servicio del Todo e imitemos esa forma de ser y actuar para poder lograr identificarnos con el Todo, con nosotros mismos.
Volvamos a la inocencia, a esa inocencia perdida y absorbida por nuestro ego que nos impide ver la grandeza de lo que realmente somos y que nos limita a un mundo físico solamente perceptible por nuestros sentidos físicos. Retomemos nuevamente la única Ley que reconoce ese niño inocente que llevamos dentro y que quiere volver a ser lo que antes fue, una pequeña célula conciente de su verdadero origen y participación en el Universo una célula que solo reconoce AL AMOR Y AL SERVICIO como la vida misma expresada en su INOCENCIA.
“EL QUE NO SE HAGA COMO UN NIÑO NO ENTRARA EN EL REINO DE LOS CIELOS” JESUS DE NAZARETH.
Llegamos entonces a la conclusión que nosotros somos una pequeña célula un pequeño átomo dentro de nuestro planeta y la vez dentro de todo el Universo y que compartimos una misma conciencia una misma sabiduría, características y facultades tal y como sucede con las células de nuestro propio cuerpo, todas nuestras células están comunicadas y sirviendo al todo y escuchando nuestro dialogo interno, escuchando a la conciencia Universal.
El principio atómico proviene del equilibrio del Universo, el principio de la aeronáutica proviene de la sabiduría del vuelo de las aves, el principio de la generación eléctrica proviene de la sabiduría del movimiento que impulsa el agua que a su vez impulsa las aspas del generador que a su vez genera un campo electromagnético, la sabiduría del teléfono proviene de la sabiduría del mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para escuchar los sonidos, esto es, el mecanismo del oído interno, el principio de la fotografía proviene de la sabiduría de nuestros órganos visuales etc.. Todos los grandes inventos han sido una copia de la propia sabiduría de nuestro cuerpo físico o del funcionamiento de la naturaleza, plantas y animales que la habitan. Podríamos decir que en realidad no hemos inventado o descubierto nada, que ya todo esta inventado y ha sido descubierto, desde luego, por nosotros mismos porque nosotros somos ese principio creador que antecede a nuestro propio cuerpo físico y a todos los inventos que existen hoy en día. La sabiduría proviene de nuestra esencia, de nuestra luz, de la energía que somos; no proviene de nuestro cerebro evolucionado o de nuestra lógica pensante sino del principio creador que somos nosotros.
En estos tiempos lo que prevalece en la mente del hombre es que “No hay tiempo” que “El tiempo no alcanza” que “El tiempo es dinero” y debido a este concepto-virus que ha sido sembrado en nuestras mentes, cuando nos encontramos en lo más profundo de la oscuridad nos preguntamos “¿Donde esta Dios?” o si “¿Dios realmente existe?” pero no hacemos una pausa en nuestro ritmo de vida, no nos damos el tiempo suficiente para observar detenidamente un árbol y observar su fortaleza “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar una flor y reconocer su belleza “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar el mar y ver su inmensidad en su superficie y su profundidad y la vida que contiene “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar el viento que sopla en nuestra cara y reconocer su libertad “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar una noche estrellada y ver el equilibrio que guarda cada estrella cada una en su justa posición día y noche “Ahí esta Dios y estoy yo”, no nos detenemos a observar nuestra respiración ese aire que inspiramos y exhalamos desde que nacemos y que nos da la vida “Ese es Dios y ese soy yo”.
Todos los elementos de la naturaleza contenidos en nosotros mismos “Eso es lo que es Dios y lo que nosotros somos”, somos, podríamos decir, una extensión de Dios, y si queremos ir más allá todavía “Somos Dios” porque finalmente TU ERES LO QUE CREES QUE ERES, NO HAY LIMITES.
De la nada se crea el todo, de la negación se crea la afirmación, del no se crea el sí, del no ser se crea el ser (ya lo dijo shakespeare “Ser o No Ser he ahí el dilema"), así que la próxima vez que neguemos algo debemos comprender que en ese preciso instante hemos creado su opuesto y que tenemos las facultades de movernos hacia ese opuesto creado por nosotros mismos a partir de la negación o de la nada. Cuando decimos “No existe cura para esta enfermedad” lo que hemos creado es su opuesto “Si existe cura para esta enfermedad” QUE MARAVILLA. EL PRINCIPIO Y EL FIN, EL ALFA Y LA OMEGA, EL QUE NUNCA HA EXISTIDO Y SIEMPRE EXISTIRA. LA GRAN PARADOJA.
Pero para poder ejercer todas nuestras facultades, todo nuestro poder creador que somos necesitamos obligadamente volver a nuestro estado natural que es LA INOCENCIA.
Observemos a un niño:
Un niño es feliz, da su amor sin esperar nada a cambio, tiene confianza en que todo se le proveerá que nunca le faltara nada, no es egoísta todo lo que tiene lo da, no tiene rencores si lo regañamos a los dos segundos ya esta en nuestros brazos, no es orgulloso porque se sabe igual a todos los que le rodean, lo único que le interesa es divertirse, jugar, reír y convivir con otros niños, no excluye a nadie por su posición social o color de piel, ama todo lo que tiene a su alrededor, no juzga a nadie, no le importa caminar desnudo porque no siente ni conoce la vergüenza de si mismo, si no tiene con quien jugar el mismo juega consigo mismo y establece un dialogo consigo mismo, es libre no conoce horarios, cuando siente ganas de comer come, cuando siente ganas de dormir duerme, cuando siente ganas de jugar juega, no se rige por las leyes del mundo se rige por sus propios sentimientos, para descubrir el mundo pregunta “por que” y se queda callado para escuchar la respuesta, cuando quiere algo insiste sobre su petición hasta que obtiene lo que desea, si tiene hermanos menores juega a alimentarlos y ser su propio padre y guía, no siente miedo porque no conoce el concepto de muerte, simplemente la muerte no existe para el, sabe que puede ser todo, que puede volar, que puede ser un superhéroe, juega a ser mago, juega a transformar las cosas, y sobre todo ANHELA CRECER Y LLEGAR A SER COMO SU PADRE QUE LO TRAJO A ESTE MUNDO, QUIERE SER GRANDE FUERTE Y PODEROSO COMO EL.
Volvamos a nuestro estado natural a nuestra verdadera esencia donde se localizan los poderes de ese superhéroe que siempre quisimos ser cuando éramos niños. Observemos todas las cosas en su estado natural para ver como fluyen y funcionan al servicio del Todo e imitemos esa forma de ser y actuar para poder lograr identificarnos con el Todo, con nosotros mismos.
Volvamos a la inocencia, a esa inocencia perdida y absorbida por nuestro ego que nos impide ver la grandeza de lo que realmente somos y que nos limita a un mundo físico solamente perceptible por nuestros sentidos físicos. Retomemos nuevamente la única Ley que reconoce ese niño inocente que llevamos dentro y que quiere volver a ser lo que antes fue, una pequeña célula conciente de su verdadero origen y participación en el Universo una célula que solo reconoce AL AMOR Y AL SERVICIO como la vida misma expresada en su INOCENCIA.
“EL QUE NO SE HAGA COMO UN NIÑO NO ENTRARA EN EL REINO DE LOS CIELOS” JESUS DE NAZARETH.
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